miércoles, 9 de julio de 2014

¡A descansar! 13/06/14

Ya ha pasado un año desde que empecé con este proyecto de hacer una foto cada día y escribir algo sobre ella. Ha sido un trabajo muy bonito, en el que al principio mantuve muy bien el ritmo, aunque me resultaba más difícil encontrar qué escribir, y al final he terminado sin ritmo ni tiempo, cuando me resultaba más fácil encontrar qué contar. Los primeros seis meses fueron grises en el color de las fotos, y cuando les di color fueron mis otras obligaciones las que volvieron grises el blog, por la falta de continuidad que tuvo. En esta segunda parte siempre he tenido un retraso de más de diez días, lo que convertían escribir cada día en una obligación por recuperar el tiempo perdido, justo en el momento en el que más disfrutaba con lo que hacía. En el último mes creo que me ha podido la pena por terminar y la duda de dejar algo interesante en el camino, y he sido más irregular que nunca.

Ha pasado un año y el resultado ha sido mejor de lo que esperaba. He encontrado fotos que hablaban por sí solas, pero también historias que contar en imágenes que aparentemente no decían nada, así que he aprendido que en cualquier momento y en cualquier lugar es posible encontrar una foto y una historia. También he aprendido a utilizar los pocos medios que tenía, pues una de las reglas que me puse al principio era hacer fotos sólo con el teléfono, y me he demostrado que no por tener más medios voy a contar mejores historias, y que no hace falta cargar con una cámara de un kilo, un objetivo de otro, y no se cuántos chismes más para hacer una foto. Un mejor equipo da más facilidades, y está claro que con un teléfono no podemos hacer ciertas fotos que sí podemos hacer con un teleobjetivo, por ejemplo, pero al tener menos medios también nos vemos obligados a pensar más, movernos más, ser más resolutivos y por tanto aprenderemos más. Aprender a ser fotógrafo y a no ceder toda la responsabilidad a la cámara ni al ordenador, porque no puede ser que nuestra cámara tenga más conocimientos de fotografía que nosotros. Siempre he pensado que mi cámara no puede estar por encima de mi, y no puede tener opciones que no conozca o no utilice porque habría gastado más dinero del necesario, y para eso hay que empezar por lo básico para después ir subiendo, y saber qué está haciendo la cámara en cada momento, porque las de hoy día hacen tantas cosas de forma automática que ni si quiera sabemos cómo dan esos resultados tan espectaculares.

Como ya he escrito trescientos sesenta y seis artículos con trescientas sesenta y seis fotografías creo que ha llegado el momento de hacer un descanso, de meter los pies en el mar para refrescar las ideas, de pensar en algo nuevo para no abandonar el blog, que me ha generado en publicidad la no despreciable cifra de 4,06€ en un año. Voy a descansar unos días en los que iré volviendo a poner las entradas antiguas que escribí antes de decirle a nadie que lo estaba haciendo, y aprovechando para volver a colocarles las fotos que algún duende informático me borró hace unos meses. Cuando tenga los dedos de los pies arrugados por el agua del mar volveré con alguna idea nueva, y espero que al menos igual de interesante que ésta. Hasta entonces gracias a los que me habéis leído cada día, o al menos de vez en cuando al ver un título llamativo, a los que os habéis acordado de mi cuando veíais algo que sabíais que me iba a gustar, a los que me habéis hecho comentarios en público y a los que me habéis animado en privado. En definitiva, gracias a todos los que me habéis ayudado a seguir durante todo un año, que mirando atrás parece poco, pero escrito foto a foto es bastante.

sábado, 5 de julio de 2014

A la mierda 12/06/14

Empezó con la ilusión con la que se empieza el primer trabajo de la vida. Empezó con muchas ganas e importándole poco las horas extras mal pagadas, y las horas normales igual de mal pagadas. Pensó que seria divertido trabajar en la moda, porque siempre quiso ser modelo, aunque fuera empezando desde abajo. Pero todo es siempre más difícil de lo que parece, más sacrificado y menos divertido. Días enteros siendo observada, cambios constantes de ropa, horas y horas de pie y sin cambiar de postura fueron minando su moral. Pesados clientes sin respeto por su trabajo y compañeros de trabajo que nunca la trataron como una más le amargaron el carácter y le despertaron de su sueño, y una vez despierta se dio cuenta de que nunca podría escapar de allí. Siempre tendría que estar a disposición de los que odiaba cada día más, y los que la fabricaron lo hicieron a sabiendas para que nunca pudiera quejarse con una mala cara. Así que con el último poco orgullo que le quedaba decidió levantar el dedo,  y mandarlos a todos a la mierda. 

viernes, 4 de julio de 2014

Más calor que nunca, de nuevo 11/06/14

Hace menos de una semana escribía que había hecho más calor que nunca, que era el comentario generalizado, que todo el mundo hablaba de ello y que nadie recordaba otro día igual, y lo demostraba con una foto de mi hermana Cristina. Sabía que habiendo pasado tanto calor era imposible volver a tener un día igual, pero me equivocaba, porque lo peor estaba por llegar. Hoy a vuelto a hacer calor, mucho calor, más calor que el otro día y más calor que nunca. Tanto que las palomas se peleaban por un hueco en la sombra y no por unas migas de pan. Me lo confirma mi compadre Javi, que no pudo encontrar sombra disponible y se tuvo que volver a casa en mitad del paseo. Hizo esta foto como prueba de que si en Sevilla la lluvia es pura maravilla, más maravilloso es encontrar hueco en una terraza para refrescar los calores. No hemos pasado tanto calor en la vida, y eso que el verano no ha hecho si no comenzar. 

Soluciones rápidas 10/06/14

En los momentos de necesidad es difícil pensar con claridad, porque la gente piensa en lo inmediato, que es llegar a mañana, y no se plantea las consecuencias, que están en un pasado mañana al que no saben cómo llegarán. Y ahí aparecen buitres dispuestos a ofrecer soluciones rápidas, como dejarte dinero por tu propio coche mientras lo conduces o por tu vivienda mientras vives en ella. Dinero rápido, sin estudios de viabilidad serios, que solucionan los problemas casi al instante, y sin tener que recurrir a esos bancos que ponen tantas pegas y te chupan la sangre. Pero si un banco te pone pegas hasta por chuparte la sangre y su actividad está completamente regulada por la ley, es fácil hacerse a la idea de como vas a quedar si acudes a un particular o una empresa no regulada en vez de a un banco. Intereses imposibles de pagar en plazos imposibles de cumplir y lo único que conseguirás será un poco de tiempo para coger un poco de aire, pero cuando te des cuenta tu deuda será mayor y el bien que hayas puesto como garantía estará a nombre de otra persona. Nadie te va a dejar dinero en veinticuatro horas sin comprobar tus posibilidades de pago si no espera una rentabilidad directamente proporcional al riesgo. Cuidado con las soluciones rápidas.

martes, 1 de julio de 2014

Mala imagen 09/06/14

Hace un tiempo que algunos ayuntamientos ponen ciertos límites a la indumentaria de los taxistas, y es de lo más normal del mundo. A algunos taxistas les gusta y a otros no les parece bien que rompan su libertad para vestir, pero tienen que entender que eso les beneficia a ellos también. No se trata de poner un uniforme y que parezcan chóferes antiguos con gorra de plato y corbata, pero una normas mínimas al vestir dan buena imagen, como no llevar camisetas de tirantas, o no ir en bañador y chanclas. La imagen es importante, sobre todo para alguien que llega nuevo a una ciudad o a un país, porque con lo primero que ve se va haciendo una idea de cómo es el nuevo lugar, y si la imagen del taxista le crea confianza, se montarás en el taxi, y si no, se buscará la vida de otra forma. Parece que hay gente que no se da cuenta de esas cosas, y cuando un negocio no le funciona busca excusas externas en vez de mirar los fallos propios, y piensas que son los clientes los que no saben o no quieren apreciar su producto, cuando a lo mejor no está vendiendo el producto de forma correcta.

Pienso en todo esto de vez en cuando, por ejemplo cada vez que veo por el centro de Málaga los coches de caballos para turistas. En Málaga hace una temperatura estupenda muchos meses al año, una temperatura envidiada por cualquiera. Pero en verano hace calor, sobre todo para los turistas del norte de Europa, así que para darse un paseo en un coche de caballos conociendo la ciudad supongo que pedirán a los cocheros que cubran el coche con un toldito, y los cocheros les colocan una estilosa sombrilla de playa. Eso está muy bien como solución improvisada, pero es que las llevan así normalmente y la imagen es penosa. Y luego se quejarán de que tienen pocos clientes.

Cines de verano 08/06/14

Quedan pocos cines de verano, aunque algunos Ayuntamientos están haciendo por volver a tenerlos dentro de las actividades culturales de esta época, porque tienen un encanto especial y nos estamos dando cuenta ahora que no los tenemos. Los cines de ahora son para ir a estar callado y concentrado, a disfrutar de una película de estreno, de una pantalla envolvente gigante y de un sonido espectacular, y a esperar que a los de alrededor no les suene el teléfono, o que las palomitas y las patatas fritas que comen no sean demasiado crujientes, porque el espectáculo debe estar en la pantalla y no en la sala. Así debe ser en mi opinión, o así debería ser si no fuera porque los precios de las entradas son tan altos que es probable que en la sala de cine haya menos gente que en tu salón. Pero los cines de verano son otra cosa, y el que va lo sabe y lo busca. En un cine de verano no verás películas de estreno, y como tienen ya un tiempo a nadie le importa perderse en los diálogos. Tampoco suelen poner películas demasiado profundas así que puedes ver sólo media película y no perderte de la trama, porque nadie va al cine en verano, en chanclas, con los niños y comiendo patatas fritas en la freiduría de al lado para clavarse una película de Isabel Coixet. Lo normal es buscar risas o acción, algo suave para entretenerse y no dar demasiadas vueltas al coco. Películas antiguas que ya hemos visto media docena de veces o películas iguales a otras que ya hemos visto, con personajes y escenarios distintos pero los mismos enredos, las mismas historias de amor con final feliz o diferentes héroes salvando el mismo mundo. Todo eso es parte del encanto del cine de verano y no hay que exigirle otra cosa, porque en ellos, a diferencia del cine normal, el espectáculo no está en la pantalla si no en la sala. Así que ojalá siga habiendo muchos cines de verano. Bueno, y de los otros también.