Hace un tiempo que algunos ayuntamientos ponen ciertos límites a la indumentaria de los taxistas, y es de lo más normal del mundo. A algunos taxistas les gusta y a otros no les parece bien que rompan su libertad para vestir, pero tienen que entender que eso les beneficia a ellos también. No se trata de poner un uniforme y que parezcan chóferes antiguos con gorra de plato y corbata, pero una normas mínimas al vestir dan buena imagen, como no llevar camisetas de tirantas, o no ir en bañador y chanclas. La imagen es importante, sobre todo para alguien que llega nuevo a una ciudad o a un país, porque con lo primero que ve se va haciendo una idea de cómo es el nuevo lugar, y si la imagen del taxista le crea confianza, se montarás en el taxi, y si no, se buscará la vida de otra forma. Parece que hay gente que no se da cuenta de esas cosas, y cuando un negocio no le funciona busca excusas externas en vez de mirar los fallos propios, y piensas que son los clientes los que no saben o no quieren apreciar su producto, cuando a lo mejor no está vendiendo el producto de forma correcta.
Pienso en todo esto de vez en cuando, por ejemplo cada vez que veo por el centro de Málaga los coches de caballos para turistas. En Málaga hace una temperatura estupenda muchos meses al año, una temperatura envidiada por cualquiera. Pero en verano hace calor, sobre todo para los turistas del norte de Europa, así que para darse un paseo en un coche de caballos conociendo la ciudad supongo que pedirán a los cocheros que cubran el coche con un toldito, y los cocheros les colocan una estilosa sombrilla de playa. Eso está muy bien como solución improvisada, pero es que las llevan así normalmente y la imagen es penosa. Y luego se quejarán de que tienen pocos clientes.
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