Debajo de una sombrilla de esparto me resguardo del implacable sol de julio. La arena quema fuera de la sombra y llegar al agua es una odisea. Siento como el que camina sobre brasas encendidas y el frío de la ola que llega no lo identifico hasta pasados unos momentos. Es curioso como de similares son las sensaciones de frio y de calor extremos durante unos segundos.
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