El charco se resiste a irse. La tormenta que trajo las nubes que soltaron la lluvia que dejó el charco fue rápida y ya está lejos, pero el charco se mantiene, aunque ya sólo refleje un cielo azul casi sin nubes y unos edificios que relucen al sol. El charco llegó para quedarse en medio del paso de los vecinos, para que todos recuerden la escasa lluvia que cae en junio, la echen de menos o la echen de más en unos días en los que muchos ya no querrán saber nada de agua que esté fuera de la piscina. El charco se irá evaporando poco a poco, sin prisas, para que el día que falte nadie se acuerde de su presencia, igual que nadie se acuerda del primer día que dejó el abrigo en casa. El verano está a la vuelta de la esquina y los últimos charcos se resisten a irse, porque saben que no volverán en mucho tiempo.
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