Cuando empezamos a escuchar hace años que los burros estaban desapareciendo rápidamente, y que en mucho países como en España estaban en peligro de extinción, no dábamos crédito. Al pensar en un animal en peligro de extinción nuestra mente nos lleva al lince, al lobo, o a algún otro animal salvaje que hemos ido ayudando a desaparecer porque no era rentable económicamente para nosotros, pero no se nos ocurriría pensar en el burro. Pero nos dijeron que sí, y durante unos años, hará una década o así, era una noticia recurrente que alguna asociación diera la voz de alarma sobre el peligro que corrían muchas razas de burros. La explicación es lógica, que el burro ha dejado de ser rentable para nosotros como tampoco lo es el lince, y con la llegada al campo de maquinaria barata hemos ido dejando de dar trabajo a los burros para dársela a ellas, hemos dejado de comprarlos y por consiguiente hemos dejado de reproducirlos. El trabajo animal lo empezaron a hacer las máquinas. Pero llegó la crisis y con ella dejó de haber trabajo también para las máquinas y lo que es más preocupante, para las personas, que ya no podían pensar en contratar burros porque ni si quiera tenían trabajo para ellas. Después de los seis o siete años que llevamos de crisis parece que es cierto que estamos empezando a recuperar el trabajo, y van varios meses seguidos con datos positivos de paro a la espera de un verano que siempre trae datos positivos. Sólo espero que el trabajo que estamos recuperando no sea el que dejaron los burros porque ahora sea más rentable contratar a una persona que a un animal o una máquina, porque tiene toda la pinta.
P.D.: Gracias Ita por acordarte de mí cuando ves estas cosas y por sacar el móvil para que quede constancia y podamos contar que cada día puede ser una sorpresa.
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