En medio de un barrio construido en los setenta, sin apenas parques, con edificios altos y calles estrechas ocupadas por coches rodando o en doble fila, sin árboles, con ruido de motores y olor a tubo de escape, en el que todo parece asfalto y hormigón, de pronto, en el medio de todo, un patio con árboles en el que estar tranquilo. A veces encontramos sorpresas donde menos las esperamos. A veces alguien encuentra un hueco en el que construir un pequeño paraíso en el que olvidarse de lo que hay fuera.
P. D.: La foto es una composición de varias hecha de forma automática por el teléfono, por eso aparecen sombras y uniones raras.
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