lunes, 23 de septiembre de 2013

Un pato en el Manzanares 21/09/13

Escucho crujir de hojas secas tras los matorrales y miro esperando ver un perro o un gato. No veo nada. Sigo andando y vuelvo a escuchar movimientos entre las ramas. De pronto, aparece una pequeña y alargada cabeza marrón en la que dos profundos ojos negros observan con descaro, y sin miedo. En los pocos segundos que tardo en darme cuenta de que los cuernos que veo no son de una cabra normal, otros tres animales iguales salen de los matorrales y se reparten por las rocas. Estoy a solo tres kilómetros de las últimas casas de Alhaurín de la Torre, en un reducto de sierra de la que he hablado otras veces, rodeada de viviendas entre Málaga, Torremolinos, Benalmádena, Mijas, Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande. Una sierra ademas agujereada por canteras. Es el último lugar donde uno espera encontrar cabras montesas y ahí están tranquilamente mirándome mientras comen hierva. Había visto rápidos conejos que se escondían en segundos, y huellas de lo que yo pensaba eran cabras, y resulta que a tan pocos metros de la ciudad, completamente cercados por calles y coches seguimos teniendo animales en libertad. Como digo, siempre merece la pena doblar la siguiente esquina y mirar mas allá, podemos encontar cosas sorprendentes y extrañas en esta época, como un ciervo al lado de casa o un pato en el Manzanares.

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