En mi casa somos de los Reyes Magos. Confiamos en ellos porque nunca en nuestra vida nos han fallado, así que seguiremos contando con ellos para que nos traigan ilusión cada seis de enero. Nunca nos han fallado aunque nosotros a ellos sí, un año, y aun así volvieron a realizar su trabajo con profesionalidad el año siguiente, sin ni si quiere recordarnos nuestra traición. Es muy difícil luchar contra las tendencias, y ya es imposible luchar contra Papá Noel. Viene acompañado de una gran campaña en su favor, llenando telediarios, espacios publicitarios, películas... Cada vez hay más gente que le escribe a él en vez de a los Reyes, y es muy complicado para un niño resistir la tentación de pedir los regalos a alguien que los trae dos semanas antes. Así son los anglosajones, con una buena campaña publicitaria y mejorando los tiempos de entrega están reventando el mercado de la ilusión navideña. El año que traicionamos a los Reyes mi hermano y yo queríamos una videoconsola, y se la quisimos pedir a Papá Noel para poder disfrutarla durante las Navidades, ya que el día de Reyes está demasiado cerca de la vuelta a clase. Le escribimos a él y puntualmente nos trajo lo que le pedimos. Pasamos dos semanas disfrutando de la videoconsola hasta que llegó el día seis de enero. Sabíamos que no íbamos a encontrar nada porque no habíamos pedido nada más. Así y todo los Magos de Oriente dejaron algún detalle para nosotros, pero fue uno de los días más tristes que recuerdo, simplemente porque no tenía la ilusión de encontrar nada junto a mis zapatillas. Jamás volvimos a caer en el mismo error y siempre hemos preferido aguantar los nervios y la ilusión dos semanas más, y esa última noche sigue siendo mágica.
Hoy los niños no tienen que esperar a un día como este para tener los juguetes que piden, se le compran en cualquier momento y tienen las habitaciones llenas de ellos, pero lo que hace este día tan especial es la ilusión de la espera y la increíble historia de tres Reyes Magos que vienen de Oriente con sus camellos cargados de regalos para nosotros. Esa ilusión se ve en la cara de los niños al abrir sus regalos hoy, aunque estén acostumbrados a tenerlo todo. Y la historia es mucho mejor que la de un señor de rojo en un trineo tirado por renos, por muchas películas que intenten convencernos de lo contrario.
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