Varias veces he hablado del Sol y de la luz. El Sol marca nuestra vida mas allá de lo que nos damos cuenta, pues muchas veces tenemos asumidas costumbres que en otras latitudes son extrañas. Por la ventana de mi despacho entra tanta luz que varias horas al día tengo la persiana tapando mas de la mitad, y eso que la ventana está orientada al Norte. La luz aquí es potente hasta en invierno y las persianas son tan necesarias como abundantes. En los países del Norte de Europa es raro encontrar persianas. La luz es muy escasa en invierno y en verano las muchas horas Sol quedan difuminadas por las constantes nubes. La luz es un bien tan escaso que es bien recibido hasta cuando amanece a las cuatro de la mañana. Se le deja el campo libre para que llene las casas, sin persianas que lo eviten.
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