Un día:
- Vengo a entregar esta documentación, ¿este es el Registro?
- Sí, aquí es. Espere que le pongo el sello de entrega.
- ¿Me puede decir si está todo?
- Yo no lo se, sólo me encargo de poner el sello, ese no es mi trabajo.
Otro día:
- En esta ventanilla no es, es en la 7.
- Disculpe, pero en la entrada ponía que en la ventanilla 3...
- Ya, pero es que durante las vacaciones se cambia a la 7.
- ¡Llevo cuarenta minutos esperando!
- Lo siento, es en la 7.
- ¿Y por qué no cambian el cartel?
- Mi trabajo es atender, no cambiar carteles.
Y otro:
- Buenos días. Me ha llegado un informe, pero pedí un certificado.
- Pues tendría que hablar con el responsable, yo sólo envío lo que él firma.
- ¿Me puede pasar con él?
- No, tiene que pedir cita.
- ¿Me puede dar cita?
- No, para eso tiene que volver a llamar y marcar el 2.
- ¡Pero si están todos en la misma oficina! ¡cuando entregué la solicitud estaban unos al lado de los otros!
- Lo siento, sólo hago mi trabajo.
Y otro:
- Lo que me has mandado es un archivo vacío.
- Pues es lo que me ha mandado a mi el cliente.
- Pero está vacío, ¿no lo has visto?
- No, yo te mando lo que el me manda, yo no se si es correcto o no.
- Un archivo vacío nunca puede ser correcto, es fácil de ver.
- Mi trabajo es mandarte lo que me llega, no lo puedo revisar todo.
- ¿Ni si quiera si está vacío?
- Ese no es mi trabajo.
Y por último:
- ¿Has terminado de repartir?
- Sí. Ahí he dejado los dos últimos.
- Es un coche abandonado. Nadie va a ver la publicidad en un coche abandonado.
- A mi me dijeron en todos los coches, y ese es el último.
- En ese no sirven de nada, ¿tanto te cuesta ir hasta el siguiente? son diez segundos...
- Mi trabajo ya está hecho.
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