lunes, 12 de mayo de 2014

Alertas y charlatanes 28/04/14

Me llega este aviso que me piden que reenvíe: "Médicos del Hospital de La Paz de Madrid han realizado análisis a unas servilletas de papel marca PapelColor en los que han detectado restos de productos tóxicos por las pinturas utilizadas en la decoración del papel. Son productos muy peligrosos que pueden provocar fuertes reacciones en la piel, sobre todo de los niños, como quemaduras y úlceras. Esta marca se puede encontrar en casi todos los supermercados y desde el Hospital están informando por el peligro que supone. Firma la comunicación Francisco García González, Director Médico del Departamento de Estudios Toxicológicos y ha sido confirmado por especialistas del CSIC."

Evidentemente esto me lo acabo de inventar, o no tan evidentemente, porque todos los días vemos mensajes similares en el correo electrónico o en las redes sociales, y si tanta gente los reenvía es porque se los creen. Vemos noticias llamativas de políticos que se descuelgan con declaraciones fuera de lugar, de conocidos escritores que dedican artículos a criticar lo que sea, o cartas abiertas de sufridos padres a políticos, al igual que mensajes de alerta sobre productos peligrosos en venta, sobre bandas de secuestradores de niños con furgonetas oscuras o niños que recibirán un céntimo por cada vez que reenviemos su foto sufriendo una terrible enfermedad. Y la gente los reenvía sin pararse a comprobar si son ciertos o no. Nos llega tanta información y tan rápido que nos podemos enterar instantáneamente de cualquier cosa que pase en el mundo, y debería ser más difícil que nunca engañarnos porque tenemos a nuestra disposición infinidad de medios con los que contrastar las noticias, y sin embargo, no perdemos cinco minutos en meternos en un buscador para ver si lo que nos están contando es falso. Basta con teclear los nombres que se indican en el mensaje y el buscador nos devolverá miles de enlaces a páginas serias, como periódicos digitales, o a páginas poco serias, como podría ser ésta, en la que los autores se dedican simplemente a copiar y transmitir el mismo mensaje inicial, lo que no le da ninguna veracidad a la noticia.

Yo al menos, cada vez que veo una noticia que me llama la atención y pienso que es o demasiado buena o demasiado mala para ser verdad, pierdo dos minutos en buscar diferentes fuentes, y si estas son de fiar, empiezo a creérmelo. Nunca hemos tenido tan fácil desenmascarar a los charlatanes y mentirosos y nunca hemos tenido tantas ganas de creernos lo que nos cuentan.

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