lunes, 18 de noviembre de 2013

Arrepentidos los quiere Dios 18/11/13

También podría haber titulado este artículo como: "Quejarse por quejarse" o "Nunca estamos contentos", pero me he decidido por ese porque lo que más siento ahora es arrepentimiento. Bueno, a partes iguales también siento frío, y el frío es lo que me provoca arrepentimiento. El frío que tanto se ha hecho esperar ha llegado con fuerza, y hemos tenido descensos de casi diez grados en diez días. Esos diez días en los que he pasado de estar cansado del calor a echarlo de menos. Miro por la ventana y puedo ver el frío en las bufandas y los abrigos, sacados con prisa de los armarios. En las caras y la forma de andar de la gente, como intentando abrazarse a sí mismo. Hoy he encendido el calefactor por primera vez y se que pocos días va a estar apagado de aquí a marzo, por lo menos, y el frío cristal de la ventana sabe que esto no es nada con lo que nos espera, aunque la propia ventana da gracias de que estemos en Málaga y no en Helsinki, por ejemplo, porque allí si que tendría motivos para quejarse. Pero como no estamos en Helsinki, me quejo por lo que tengo aquí, que es lo contrario a lo que tenía hace pocos días. Y es que es verdad que nunca estamos contentos, en este caso en concreto nunca lo estoy yo. Nunca estamos contentos si llueve mucho ni si llueve poco. Siempre nos quejamos si hace calor o si hace frío, y es que todos los veranos pensamos que hace más calor que nunca y todos los inviernos que nunca ha hecho tanto frío. Yo especialmente soy propenso a quejarme, igual que soy a comentarlo todo, y ahora toca lo del frío como podía tocar cualquier otra cosa. Pero, ¿qué sería de mi sin quejarme, criticar y comentarlo todo? Para empezar no sería español, y para seguir este blog estaría vacío.





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