domingo, 17 de noviembre de 2013

Olvidar la clave 16/11/13

Me preocupa mi ortografía. Lo único que escribo a mano desde hace al menos diez años son números o pequeñas anotaciones que suelo hacer en mayúsculas porque cuando escribo en minúsculas ya hago más tachones que letras. Escribir a ordenador tiene muchas ventajas y algunos inconvenientes, como por ejemplo la ortografía. Los correctores ortográficos pueden avisar de que abisar está mal escrito, o de que una pwlwbrw no existe, pero no diferencian cuando usamos correctamente haber o a ver, mas o más, o cuando estás cayendo en laísmo o dequeísmo. Además, el tener un corrector automático vigilando hace que preste mucha menos atención y lo confíe todo a la suya, y cuando escribo sin su ayuda me surgen muchas dudas que hace poco no tenía. Creo que nos pasa a todos, para desesperación de la RAE y sus ilustres académicos, aunque por otro lado estarán muy contentos conmigo porque continuamente estoy consultando su página y su aplicación para el teléfono. Porque ahí es donde más me preocupa mi ortografía, en el teléfono. El noventa por ciento de los artículos del blog los escribo desde el teléfono, y con la pantalla que tiene tengo que escribir en horizontal, lo que me obliga a desconectar el corrector porque si está conectado no veo lo que escribo, todo es teclado y corrector. Así que al releer muchas veces los artículos descubro sorpresas desagradables, algunas entendibles como palabras repetidas o letras de más, otras no como faltas de ortografía. Pero desde aquí me comprometo a recuperar mi corrector mental de faltas que tan atrofiado tengo. En este mundo en el que hasta las cerraduras van estando controladas por ordenador es difícil encontrar la combinación correcta entre comodidad y sabiduría , pero no debemos confiar toda nuestra vida a los automatismos de las máquinas porque el día que se estropeen o se nos olvide la clave, estaremos perdidos, o encerrados.


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