domingo, 10 de noviembre de 2013
Todo cansa 08/11/13
Todo cansa. Todo lo empezamos con ganas, con la ansiedad que nos provoca la novedad. Lo continuamos con la alegría monótona del que se acostumbra a lo bueno, y lo podemos terminar aborreciendo con el cansancio del aburrimiento. Todo cansa. Llegó el calor y nos transmitió la fuerza que necesitabamos para olvidar la tristeza de los días de invierno. Pasó el verano con la pesadez de los sudores nocturnos. Se alargó hasta octubre y lo aceptamos como una prórroga antes del nuevo invierno, pero que estemos a ocho de noviembre y vayamos en camisa ya se hace un poco pesado. Los vendedores de abrigos están que trinan, y están empezando a pensar en poner de moda las gabardinas de manga corta. Todo cansa. Cansan los últimos días de las fiestas que comenzamos con euforia, cansan las canciones que son tan buenas que las escuchamos hasta la saciedad, y cansa hasta que tu madre te ponga ese tercer plato de tu comida favorita. Todo cansa en exceso, o eso al menos es lo que nos decimos siempre, pero no lo sabemos hasta que no nos cansamos comprobándolo. Yo quiero cansarme. Quiero cansarme de tener vacaciones, de ver mi cartera llena de billetes, de viajar por todo el mundo, de escribir, de leer, de hacer fotos, de reir con mis amigos, de tener a mi familia cerca, de vivir sano y lejos de hospitales, de ser feliz. Quiero cansarme de todas esas cosas, que todos vosotros os canséis de lo mismo, aunque sea sólo por comprobar si es cierto que nos cansamos de todo, y la próxima vez nos encontremos estamos todos cansados y aburridos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario