Llegan las Navidades y con ellas las compras de regalos. Todos compramos regalos para todos en un afán de repartir felicidad con bienes materiales. No vamos a negarlo, a todos nos gusta recibir un regalo y la mayoría de ellos cuestan dinero, así que tampoco hay que ser hipócrita, pero en los mejores regalos el dinero que cuestan no es lo que más nos alegra de ellos.
El mejor regalo es que un amigo haga quinientos kilómetros para acompañarnos en nuestra boda, o que toda la familia haga el esfuerzo de reunirse alrededor de una mesa en Navidad. El mejor regalo no es esa camiseta que nos van a entregar en unos días, si no que alguien que nos quiere se haya preocupado en buscar la tienda donde venden la camiseta que sabe que nos gusta. El mejor regalo es que tu familia viaje a escondidas para celebrar el cumpleaños contigo, o que tu madre deje todo a un lado para hacer cualquier cosa que te puede hacer feliz, por pequeña que parezca. El mejor regalo es que un amigo te reciba en su casa y te haga sentir mejor que en la tuya, o que venga a visitarte para comer contigo aunque sea una vez al año. El mejor regalo es que alguien decida hacerte parte de su familia y te de la responsabilidad y el honor de ser padrino de su hijo. El mejor regalo es que tu mujer busque por medio mundo aquello que una vez dijiste que te gustaría tener. El mejor regalo es que tu hermano dedique semanas a hacer un disfraz que tu vas a destrozar en horas, o que tu hermana dedique meses a bordar un cuadro para que tengas cerca siempre un recuerdo suyo y de tu tierra. Hay muchos mejores regalos y no es verdad que sean gratis, porque cualquier cosa cuesta dinero. Pero los grandes regalos, lo mejores regalos de verdad, además cuestan tiempo y dedicación, y eso es lo que le da más valor a un regalo, que alguien te dedique su tiempo a ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario