domingo, 6 de octubre de 2013

Enemigo a las puertas 05/10/13

Es de noche, y el terror eriza la piel al escuchar como el enemigo sobrevuela el cielo. Conciliar el sueño es imposible al saber que alguien vigila desde arriba buscando el momento adecuado para atacar. Tumbados sobre la cama nadie ocupa su mente en intentar dormir, si no en intentar descubrir la situación exacta del enemigo, que con sus medidas de camuflaje pasa casi inadvertido. Solo un ligero zumbido que cruza la habitación desenmascara la ingrata presencia, que intranquiliza hasta la locura. Pasan las horas y el enemigo parece haber desaparecido, pero nuevos zumbidos vuelven a despertar a los desesperados habitantes de la casa, que ya no saben diferenciar el miedo en el sueño de la realidad. Alguien se queda quieto marcando en su mente las trayectorias que leen sus oídos, dibujando un mapa de las posibles situaciones del extraño. El visitante se acerca demasiado en un exceso de confianza, esperando poder atacar ante la pasividad de los que cree durmientes. se posa en un tobillo, en un lugar en el que nota el latir de la sangre a flor de piel, esperando darse un festín. Un segundo después, en un ágil movimiento, una rápida mano golpea el tobillo justo en el lugar donde se encontraba el mosquito, dejando una pequeña mancha de sangre. Las heridas de la batalla nocturna son varios picotazos repartidos por el cuerpo y una mano marcada en rojo en la pierna, pero el vencedor se queda dormido por fin, con una sonrisa de victoria en los labios.



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