Se nos pide paciencia en una época en la que todo es cada vez más urgente y más inmediato. Cualquier noticia al otro lado del mundo tarda minutos en llegar a nosotros, y seguimos su evolución al instante. Se suele decir que la Guerra del Golfo de 1990 fue la primera guerra en directo, y desde entonces el directo lo es cada vez más para nosotros, con el acceso continuo a internet que tenemos.
Seguimos en directo la evolución del paro y se nos pide paciencia para ver como deja de aumentar. Seguimos en directo el empeoramiento de la economía y nos dicen que ya empieza a mejorar, pero que tenemos que ser pacientes para ver su reflejo en la vida diaria. Seguimos en directo los casos de corrupción en los partidos políticos y se nos pide paciencia para ver encarcelados a los culpables. Seguimos en directo incomprensibles casos de asesinato que nos conmocionan y se nos pide paciencia para escuchar las condenas, cuando nos van presentando las pruebas en directo. Seguimos en directo guerras y masacres en algunos países y no se nos pide ni paciencia, porque los gobiernos poderosos solo actúan cuando tienen intereses de por medio, y para dejar los países peor al salir que al entrar (Irak, Afganistán, Libia).
En resumen: seguimos en directo como asfaltan la calle con máquinas de última generación, y se nos pide paciencia porque lo hacen al ritmo de empedrado manual.
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