viernes, 11 de octubre de 2013

Los Simpson y las señales 10/10/13

Los Simpson es una serie de referencia para varias generaciones desde que se empezó a emitir, cosa que sucedió en España a principios de los noventa. Llevan ya veinticinco temporadas, lo que demuestra que su éxito es indiscutible. Cuando comenzó a emitirse en España, aquí solo estábamos acostumbrados a dibujos animados para niños, y muchos adultos de la época no se pararon a ver la serie, porque pensaban que no era para ellos. Así que muchos niños crecimos viendo a Los Simpson, al principio sólo porque ocurrían cosas graciosas, y según crecíamos porque íbamos descubriendo la ironía de los personajes, la crítica a la sociedad actual reflejada en unos diálogos muy ácidos y unos guiones algunas veces absurdos, otras reales, pero siempre inteligentes. Se han escrito libros sobre Economía o Filosofía basándose en situaciones de esta serie, es decir, tomando como ejemplo dichas situaciones para explicar con claridad conceptos complejos, y es que la serie da para mucho y cada vez que uno ve un capítulo, aunque ya lo haya visto decenas de veces antes, descubre detalles que antes se le habían pasado. El éxito de Los Simpson supongo que está en que toda la gente que los sigue ve reflejada de alguna manera su vida en la serie, bien a si mismo o a algún conocido en los personajes, o bien situaciones que ha vivido iguales a las de los guiones, siempre llevados un paso más allá para conseguir la parodia.

Recuerdo un capítulo en que la familia iba por un río montados en una barca y casi sin control, a merced de las aguas. Llegados a un punto el camino se dividía en dos, a un lado se veía un día claro, con aguas tranquilas, árboles verdes, flores, pájaros y mariposas. Al otro aparecía un día tormentoso y neblinoso, con aguas rápidas y oscuras y árboles muertos. Las señales estaban claras, pero aún así, Homer dudó bastante sobre qué camino coger, cambiando de dirección varias veces. Por desgracia el destino no suele ser tan claro en el momento de mandarnos señales, aunque hay momentos en los que éstas son muy obvias y aun así nos negamos a aceptarlas. Vemos solo lo que queremos ver aunque todo nos indique que nos estamos equivocando. A veces, aunque pocas, la vida nos indica el camino hacia el cielo, y aun así preferimos el infierno.

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