Hay películas que ya no se podrían filmar o al menos no ambientadas en la actualidad. Igual que un detective neoyorquino ya no va con gabardina y sombrero si no con cazadora ajustada y la placa colgando del cuello, ya no tiene sentido que en las películas haya cabinas de teléfono porque ya casi no las hay en la calle, y menos de las de encerrarse a hablar. En España hace años que se cambiaron por unas abiertas que ya tampoco se usan, porque todo el mundo lleva una cabina personal en el bolsillo. Aunque las llamadas desde cabinas públicas siguen siendo muy cinematográficas, en el cine de ahora los secuestradores piden el rescate desde un teléfono móvil desechable igual que los soplones llaman con identidad oculta. En el año en que estamos el gran Jose Luis López Vázquez no quedaría atrapado en "La Cabina" de Antonio Mercero porque estaría claro que es algo raro se oculta en una caja acristalada en mitad de la calle. Pero lo peor se lo lleva Superman que a falta de cabinas tiene que cambiarse de ropa en el aseo de un McDonalds, así que pronto no cabe en el traje azul porque cada vez que entra en uno tiene que pedir un menú.
P.D.: La foto llega al buzón de sugerencias mandada por Alberto, un colaborador más que habitual.
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