domingo, 16 de febrero de 2014

Burbujas de humo 28/01/14

Los cigarrillos electrónicos llevan años entre nosotros, pero ha sido en los últimos meses cuando se han puesto tan de moda que es raro no cruzarse con varias personas al día que lleven uno. Han aparecido como una alternativa al tabaco tradicional, vendiéndose como un ahorro sobre él que además es más sano. Las tiendas de venta de estos cigarrillos han proliferado como las de compraventa de oro años atrás, y la variedad de precios y opciones que se ofrecen es amplísima. Mucha gente se ha subido al carro de este negocio porque parece que todo fumador va a cambiar de costumbre. No fumo y nunca he fumado tabaco normal, así que no he intentado sustituirlo por el electrónico, pero como cualquier moda que parece crearse de la nada el fenómeno de su aparición me parece interesante. Como digo tiene las supuestas ventajas de ser más económico y más saludable, además de poder usarse en edificios cerrados, así que aparentemente tiene todo lo necesario para triunfar como está triunfando, pero tiene varios aspectos que pueden llevar a pinchar el negocio como una débil burbuja de humo. Para empezar hay muchas marcas en el mercado, que ofrecen diferentes modelos, y no hay mucho control sobre ellas. Mucha gente piensa que no tienen nicotina, y que sólo se respira vapor de agua de sabores al "vapear", pero sí contienen nicotina en diferentes dosis. Bien es cierto que no contienen otros cientos de componentes perjudiciales que sí llevan los cigarrillos normales y que el vapor, al no proceder de una combustión es más sano que el tabaco quemado, pero de ahí a que sea inocuo va un mundo. En parte porque al ser un producto más o menos nuevo que no se ha encasillado aun en ningún grupo como tabaco, medicamento o similar, no ha pasado todavía controles por parte del Gobierno con pruebas a largo plazo sobre los efectos de su consumo habitual, y no podemos estar seguros de su contenido ni de sus posibles efectos. Para seguir, el no haber pasado dichos controles pone muy nervioso al Estado también porque no sabe todavía como considerarlo, y no puede aplicarle unos impuestos especiales como sí se hace con el tabaco tradicional. El Gobierno se ha apresurado a advertir, lógicamente, de la falta de control sanitario actual, pero también porque estarán deseando aplicarle unas tasas o impuestos especiales. Interesa que la gente deje de fumar por el ahorro en Sanidad, pero no interesa por la cantidad de impuestos que se pagan con el tabaco, y si la gente deja de fumar para "vapear" muchos impuestos se dejan de pagar. Hay países dónde se los considera medicamentos (como los parches o los chicles de nicotina), mientras que otros entienden que es tabaco, pero aquí no está la cosa clara. Lo que sí está claro es que ya se está empezando a prohibir en lugares públicos, así que tampoco es la panacea que se esperaba. Si no se deja "vapear" en lugares cerrados, si lo encarecen con impuestos nuevos como a todo, y si se descubre que no es tan sano, la moda se irá perdiendo, y aunque haya mucha gente que lo siga usando, puede que no alcance a sustituir a los cigarrillos normales como nos han contado. Lo que yo ya he contado son varias tiendas que los vendían, que abrieron hace escasos meses y que ya han cerrado. Como en todas las burbujas llega un momento en que nos pasamos de largo queriendo vender más de la cuenta, y en las burbujas de humo no íbamos a ser menos. 

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