lunes, 16 de diciembre de 2013

La guerra para los profesionales 14/12/13

Es la guerra y en la guerra no hay tiempo de pararse a colocar estanterías. Es la guerra, o eso parece viendo las caras de algunos padres coordinándose para revisar la tienda de juguetes como un comando especial. Sincronizan los relojes en la entrada, repasan el plan de ataque por última vez y se separan citándose para más tarde: "Tu por la izquierda y yo por la derecha, sólo las cosas de la lista. Yo llevo a los niños e iré más lento, intentaré no perderlos". Revisan cada pasillo concienzudamente. Esquivan pelotas y flechas que vuelan en todas direcciones. Pasan por encima de niños que juegan en el suelo. Se atascan en pasillos llenos de otros padres con sus propias listas. Todo es desorden, descontrol y caos, pero así es la guerra. Ellos se han preparado para esto, tienen años de experiencia, pero a lo mejor no la suficiente. Termina el tiempo y el primero llega al punto de encuentro. Es la hora acordada y no hay señales de vida del otro ni de los niños. Se teme lo peor. Sale a buscarlos con la visión borrosa por los nervios y no distingue bien entre tanto soldado suelto. Busca ropas conocidas entre la multitud, grita sus nombres. Escucha otros nombres gritados por otras voces que llegan de todas direcciones. Una bicicleta pasa volando a la altura de sus rodillas y justo detrás el resto de caras conocidas. Son los suyos. Fuera de hora, en medio de la batalla, sin cumplir los objetivos, pero al menos están juntos. Saldrán de ésta. El año que viene no lo pensarán dos veces y antes de ir a comprar regalos para los niños dejarán todo en manos de los Reyes Magos. Ellos son profesionales, sólo hay que mandarles los deseos por carta y se encargan de todo. Entrega puntual en el salón de casa. ¿A quién se le ocurre ir a comprar juguetes con niños, teniendo a los Reyes Magos?


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