miércoles, 11 de diciembre de 2013

La locomotora en el salón 09/12/13

Un pie se mueve rítmicamente sobre el pedal, produciendo un sonido que se reparte por toda la casa. Es un sonido al que todos están acostumbrados que recuerda al que hacen las locomotoras de vapor al avanzar. Es parte de la banda sonora de la casa, y ya ni molesta si se le presta atención. Es el sonido de los bajos de los pantalones que suben o bajan, dependiendo de la necesidad. El sonido que traerá manteles nuevos y parches en las rodillas gastadas. Es el mismo sonido que tarde tras tarde transforma los vestidos según las nuevas modas o los crea de la nada. 

Como una locomotora sobre la mesa, guiada por las manos expertas de la maquinista, avanza por unas vías que sólo están en su cabeza y que el resto sólo podemos ver una vez ha pasado el tren, como un rastro de puntadas perfectas en forma de costuras que pintan la tela como un mapa. Es el sonido de la libertad, de quien viaja hacia un lugar nuevo y hacia un futuro mejor, la libertad de poder inventar en casa lo que en las tiendas es tan caro. El sonido que traerá a la familia ropas nuevas o que simplemente parezcan nuevas cuando ya no lo sean. 

Es el sonido de viejas máquinas de coser de nuestras madres o nuestras abuelas que un día se guardaron en un rincón o se tiraron porque empezó a ser más barato comprar un pantalón nuevo fabricado en China que arreglar el viejo. Pocas se conservan en casa y pocas casas a día de hoy tienen máquina de coser, ni si quiera moderna y eléctrica, pero algunos seguimos teniendo la suerte de escuchar el sonido de la locomotora en el salón, una locomotora que lo que arrastra es siempre una sorpresa.


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