domingo, 1 de diciembre de 2013

Un cepillo en cada puerto 01/12/13


Hacer la maleta es llenarla de recuerdos. Es dejar un lugar para llegar a otro y llevarnos en ella todo lo que queremos recordar. De una forma menos poética también es llenarla de lo que nos dice nuestra memoria que vamos a necesitar, recuerdos también al fin y al cabo, porque cuando los olvidamos y los dejamos fuera los echamos de menos, como a los recuerdos, y culpamos de ello a nuestra memoria, por no mantenerlos pesentes en nuestra mente. Llevo desde los dieciocho años haciendo maletas todos los meses y todavía no he aprendido. Sigo olvidando cosas por mucho que antes de cerrar la cremallera intente comprobar qué es lo que dejo fuera, porque sé con seguridad que siempre dejo algo. Tengo especial tendencia a olvidar el cepillo de dientes así que he terminado dejando cuatro repartidos por casas que suelo visitar con regularidad y tengo otros cuatro guardados en diferentes maletas o bolsas de aseo. Pues aun así sigo encontrandome algunas veces buscando una tienda donde comprar uno. Hoy he tenido que parar a hacer esta foto y me ha tenido sonriendo un buen rato. Alguien ha tenido la precaución de llevar un cepillo de dientes encima para asearse después de comer porque iba a estar fuera de casa, pero lo habrá utilizado para dar vueltas al café y ha terminado olvidándolo en la calle. Lo imagino llegando a casa y recordardo entonces lo que ha olvidado horas atrás. Lo imagino porque lo he vivido tantas veces que me lo sé de memoria. Amigo, lo siento. Si supiera quién eres te lo llevaría a casa.



 

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