Cuando nos enteramos de algunas cosas que se comen en otros países nos llevamos las manos a la cabeza y a la boca para tapárnosla, más en los últimos años que han estado tan de moda los programas de españoles por el mundo, en el que nos enseñaban que en China comen perros, en Perú comen cobayas y en Tailandia comen cucarachas. No nos tenemos que ir muy lejos para ver comer cosas similares, lo que pasa es que aquí estamos acostumbrados a nuestras cosas raras igual que por ahí están acostumbrados a las suyas, y ellos pensarán que algunas de las nuestras son incomestibles. El cerdo es un animal asqueroso, y sólo tenemos que ver como identificamos a la gente poco aseada con los mismos nombres que ponemos al animal: cerdo, guarro, cochino, marrano, puerco... sin embargo nos comemos hasta sus andares. Los conejos no son muy distintos a las cobayas, sólo que nosotros vivimos rodeados de conejos igual que en Sudamérica de cobayas. Los langostinos y las gambas no son muy distintos físicamente de algunos insectos, pero pocos cambiarían un plato de gambas por uno de saltamontes. Los caracoles no pueden tener peor pinta, y no se cómo puede haber quién se los come, al igual que los erizos de mar, y a los que le gustan, no sólo les gustan, les vuelven locos. Yo ni si quiera puedo ver como otro come caracoles. ¿Quién sería el primero que se dio cuenta de que un erizo de mar se podía comer? ¿quién fue el primer valiente que se echó los caracoles a la boca? No lo se, pero tenían que estar muertos de hambre.
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