viernes, 28 de marzo de 2014

Vivir no tiene edad 17/03/14

Es una pena hacerse mayor y no creo que nadie quiera envejecer, pero hay gente que se resiste de una forma especial: viviendo. Según vamos creciendo vamos dejando de hacer ciertas cosas que se supone que ya no nos corresponden, porque hacerse mayor consiste en hacer cosas de mayores. Dejar de ser niño es dejar de jugar para ser serio, casarse y tener niños es dejar de ir de fiesta para quedarse en casa,  y hacerse viejo es dejar de divertirse para ir a dar de comer a los patos. Pero no tiene por qué ser así, porque si eso supone dejar de hacer las cosas que nos gustan supondrá también dejar de vivir. Cuanto más envejecemos más corta nos parece la vida, porque cada vez pasan más rápido los días y cada vez tenemos menos tiempo por vivir, pero si además le quitamos las cosas que nos hacen disfrutar estamos adelantando la muerte, que por desgracia nos llegará a todos. Hay gente que tiene miedo a disfrutar porque no quieren estar en boca de otros, pero también los hay de los que les importa más vivir que la opinión de los demás. Por eso me gustan especialmente los carnavales, porque en ellos puedes encontrar personas mayores y respetables que en su vida diaria tienen trabajos serios, que tienen hijos o incluso nietos y que nadie les quita las ganas de disfrazarse de una forma que otros piensan ridícula, de cantar letras irreverentes y de bailar como si no hubiera mañana. Me gusta porque se les puede ver disfrutar como niños, y es que los niños no son los únicos que pueden disfrutar de la vida.

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