viernes, 14 de marzo de 2014

Ultim bus 23/02 /14

A los turistas se les ve de lejos, y los comerciantes de las zonas turísticas tienen un desarrollado sentido para reconocer hasta la nacionalidad de cada turista sólo por la pinta, como las señoras mayores de los pueblos que te ven aparecer después de varios años y te reconocen dentro de una familia o de otra "por la pinta". Los turistas europeos llegan a España y ponen en manga corta ya sea febrero o agosto, aunque ellos se sienten más cómodos en febrero que en agosto, cuando ves a algunos rojos como tomates y sudorosos como si vinieran de correr. Nosotros vamos con nuestro abrigo o nuestro jersey y nos llama la atención las ganas que tienen de enseñar las canillas, pero es normal. Media Europa está nevada en estas fechas y la otra media no sabemos como está porque nadie sale a la calle para comprobarlo. Pero nosotros no nos salvamos, porque también somos turistas, lo que pasa es que no nos damos cuenta de que también llamamos la atención allá donde vayamos y de que algunas veces hacemos el ridículo. Yo he sido turista en Noruega y en agosto, cuando el recibimiento del pueblo de montaña donde pernoctábamos fue un termómetro a menos dos grados centígrados. A nosotros nos faltaba poco para llevar orejeras mientras que los noruegos iban con una manguita fina. Se veía de lejos que no éramos noruegos. 

A estas que estábamos en un pueblecito pequeño escondido entre montañas y fiordos. Habíamos llegado en el último ferry de la tarde y la única forma de salir de allí era un autobús que comunicaba con otro pueblo desde el que ya se podía enlazar con más destinos. Estábamos esperando a que se llenara el autobús y apareció un grupo de valientes españoles del que se adelantó el que tenía pinta de más espabilado. El líder del grupo de españoles empieza a mirar los carteles de la puerta del autobús buscando información, y al no entender nada se dirige al conductor: 

- Sorry!, Sorry! (Pidiendo perdón por haber hecho algo mal cuando debería decir: Excuse me!, que es llamar la atención disculpándose por molestar).

Cuando vio que el conductor le miraba preguntó:

- This is the "horari"? (Queriendo preguntar: This is the schedule? que se traduce como: ¿Este es el horario?).

A lo que el fornido noruego respondió con una fruncida mirada de extrañeza. El líder lo repitió un par de veces y al no obtener respuesta cambió de pregunta:

- This is de "ultim" bus? (Queriendo preguntar: This is the last bus?, que se traduce como: ¿Este es el último autobús?).

El noruego le dijo que no entendía nada, y el español intentó una última pregunta:

- "ultim" bus o "posteriori" bus? (Queriendo preguntar: This is the last bus or is there any after?, que se traduce como: Este es el último autobús o hay alguno después?).

A falta de una respuesta satisfactoria del conductor, el líder se giró hacia su grupo y les dijo:

- Este tío no habla inglés, pero nos vamos a ir con él por si acaso no hay más autobuses.

Mi inglés da para poco más que preguntar y pedir que me repitan lo que no entiendo, así que tampoco me voy a poner estupendo. Por un lado me hace gracia ver como otros creen que saben hablar un idioma y hacen el ridículo de esta forma, y por otro me alegra que no tengan vergüenza a equivocarse, porque es la forma de viajar por ahí sin miedo a nada. Seguro que hay otros que hablando mejor inglés no se atreven a viajar por miedo a no entender nada. Nos podemos reír de un inglés con chanclas y calcetines blancos en Benidorm o de un español pidiendo jamón en Oslo, pero mientras, ellos disfrutan viajando y nuestras risas les importan poco.


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